jueves, 18 de enero de 2018

DOCUMENTOS DEL VIEJO HOTEL III



            LA CENA

Nuestros personajes ignoran la existencia de los dioses del Parnaso. No son conscientes de la influencia que estos misteriosos seres invisibles ejercen sobre sus vidas. Desconocen haber sido creados y atribuyen sus vidas al azar caprichoso de la genética. ¡Pobres incautos! Creen ser libres y desconocen estar  sometidos a la gran manipulación cósmica que ejercen los dioses sobre sus criaturas. Si la realidad limita al norte con lo que desconocemos, al sur con lo que deseamos y no conseguimos, al este con los sueños y la fantasía y al oeste con el subconsciente, nuestros personajes son plenamente reales porque desconocen tanto como nosotros, desean casi tanto como sus creadores, son más felices que ellos y no hacen mucho caso del subconsciente. Por eso aparentan ser menos inhibidos y acomplejados aunque su conducta deja mucho que desear.

Los dioses del Parnaso están precisamente para eso. Para controlar su conducta, para premiar sus bondades y castigar sus maldades. Tienen la gran ventaja de ser invisibles y esta cualidad, que algunos consideran defecto, les ha permitido zancadillear a gusto y gana a sus criaturas. Esa y no otra es la razón de las colisiones y culadas en el hall del hotel “Joie de vivre”. Nuestros personajes son ateos recalcitrantes, todo lo atribuyen a la física newtoniana, que no cuántica, y así nunca sabrán de las fuerzas misteriosas que manipulan sus vidas. Brunelli cree a pies juntillas que haber salido disparado como un cohete se debe a la maldita puerta giratoria, que haber chocado con Filo es fruto de la casualidad y que conocer gente nueva y tan excéntrica como él es ley de vida. Craso error, Brunelli, si tú supieras que ha sido el dios Rásec quien te ha empujado y ha puesto zancadillas por doquier, ayudado por otros dioses del Parnaso que se lo están pasando en grande con tus desgracia, no meterías tu dedazo en la nariz mientras pides la cena en tu habitación. Montarías en santa cólera y dedicarías el resto de tu vida a luchar contra los dioses manipuladores que en este momento observan, invisibles, desde un lugar estratégico cómo se desarrolla la cena a la que el Dr. Filidor ha invitado a sus nuevos amigos.



Ha sido el dios Rásec, vago donde los haya pero que cuando se divierte se mueve como una peonza, quien ha susurrado a la oreja derecha de Filidor la idea de la cena. Este exquisito gourmet y esteta está atribuyendo en este momento a su fina intuición el momento tan agradable que va a pasar con Matilde, con Irre y Agustín, y con Filo en cuanto vuelva de la toilete. El no sabe, ¡pobre incauto!, que la bella dama quedará atrapada por el destino, en forma de diosa, en un lugar retirado o retrete. Filidor desconoce el futuro y eso le hace un hombre feliz.

Ha retirado la silla para que se siente Matilde y luego la ha empujado ligeramente hacia delante. Esto es lo que hacen los caballeros, piensa. Luego intenta hacer lo mismo con Irre y Agustín pero estos se molestan por sus atenciones. Los caballeros tan generosos y exquisitos como Filidor a veces resultan sospechosos en un mundo que sospecha de todo, hasta de su sombra. Ellos mismos se han sentado y corrido las sillas hacia la mesa para que sus codos lleguen al mantel.


Acuarela, la genial humorista argentina, entra en el restaurante del  Se siente sola y un tanto perdida. Se le ocurre que tal vez cenando encuentre a alguien con el que pueda charlar un poco. Irre, que ha observado a la dama de reojo, no puede resistir la tentación de invitarla a la mesa. Se levanta y haciendo una reverencia propia de un aristócrata del siglo de oro, dice:

-¡ Oh que es lo que ven mis ojos! ¡ Apiádese Ud de mí bella Dama, que bastan los destellos de si para dispersar las sombas del Universo (jeje)
-¡Que se apiaden los dioses! ¡Este es el lugar al que me invitaron, es una locura!.
 Agustín que no soporta que Irre intente conquistar a todas las damas se levanta también y se queda de pie al lado de la dama.
-¿Fue a mi lo de la bella mirada?
-¿Dioses? Dejemos en pas a los dioses que se sientan en una nube y nos ignoraran. ¿Me haría Usted el honor de acompañarme?
-Con mucho gusto el honor es para mi.
Interviene Agustin, que quiere meter baza a toda costa.
-Pues señorita es todo un honor tenerla en la mesa con nos.

Mientras regresan los tres a la mesa, que por cierto es redonda, el doctor Filidor habla con el maitre Alpedrete que acaba de colocarse a su lado, tieso como una vela. Don Irre y Don Agustín siguen en sus trece con la dama.
-Ejem, gracias bella Dama. Amigo, creo que está por llover en la esquina. ¿Querrías ir a ver?
-No gracias, Irre, me podría hacer mal a mis cuerdas vocales.
-Querido Aloxius. Nos hemos sentado en esta mesa como Alejandro Magno conquistó la India, pero puede que esté reservada o puede que usted nos indique otra más adecuada para estas dos bellas damas y estos tres hermosos caballeros, en total cinco.
Aloxius Alpedrete, con exquisitos modales tiende los enormes menús a los comensales al tiempo que ratifica al doctor Filidor que su elección no ha podido ser más afortunada. Alpedrete es así, siempre da la razón al cliente, aunque no la tenga, y si recibe buen trato y buena propina hasta puede quitarle la razón a otros. Don Irre sigue erre que erre.
-No entiendo por qué, las refrescaría, pero bueno, en fin...
Con mucho disimulo Filidor deja un billete en la mano extendida de Alpedrete que siente la obligación de ensalzar a quien le da.
-Señores, esta es la mejor mesa del restaurante. Que conste...
-Tan amable, señor. Responde Matilde que a escondidas se ha embaulado una pastillita para animarse durante la cena.
-El doctor Filidor tiene bula papal en este hotel.
-Eso es evidente, Aliux, muchas gracias. Interviene Acuarela que no ha entendido bien el nombre de Alpedrete. Guiña el ojo a Matilde, satisfecha de tanto caballero revoloteando a su alrededor. Matilde tiene algo que decir siempre, su neurosis, combatida con pildoritas, la obliga a preferir la cháchara al silencio. Don Agustín quiere arrebatarle a Don Irre a la dama Acuarela que está más cerca de uno que de otro.
-Pues una artista debe sentarse al lado de otro artista. Venga por aquí.
-Pero no me han presentado...Interviene rapidamente Matilde que ve que se le escapan de la mano los caballeros.
Las damas se levantan pretendiendo intercambiar asientos. Agustín e Irre se pelean de nuevo por ayudar a sentarse a las damas. Ya sentadas se presentan muy ceremoniosamente.
-Permítame, por favor, que todavía no acabo de llegar.
-Querida, yo soy Matilde metildé, sexóloga.
Quitándose la palabra de la boca, según va cayendo por la comisura cada vocablo, Irre y Agustin presentan a la dama Acuarela.
-Son ustedes muy amables.
El doctor Filidor, que ha observado (no se le escapa una) que hay solamente dos damas para tres caballeros, comenta:
-Vaya, vaya. Me temo que a la señorita Filo la han debido de secuestrar.
-¡Oh, qué interesante!... ¿Es también pícara?.-Dice Doña Acuarela con retintín. Ella también sabe que las peleas por las damas no son buenas. Un terceto puede seducir a un terceto más facilmente que si un trio se pelea por un dueto.
-Hace un buen rato que se fue a la tolette y no ha vuelto. Me temo que tendré que ponerlo en conocimiento del detective del hotel. No es normal que una dama permanezca tanto tiempo acicalándose, ni siquiera cuando va a encontrarse con tres caballeretes como nosotros.
Hace una seña al maitre que se acerca muy tieso. Baja la oreja y Filidor le susurra algo para que nadie se entere. En realidad, sabiendo lo bruto que es el detectiva Asta de Toro, le ha sugerido encarecidamente a Alpedrete que le subraye a Don Asta que se trata de una dama, que no necesita de los dardos soporíferos y sí de muy buena maña.
-Bien señoras y señores, tenemos una nueva comensal, la señorita Acuarela- insiste Agustín que está dispuesto a ganar por la mano a Don Irre aunque sea con cartas marcadas.
-Aloxius, diga al detective que se ocupe de buscarla- dice ahora en voz alta Filidor para disimular.
Matilde achica los ojos y frunce la boca, creyendo hacer un mohín muy gracioso.
-¿Cómo están ustedes? Dice Acuarela para romper el silencio.
-¡Filoooooooooooooo...!. ¿Dónde estás Filo, Filo. ¡Hay Dios!. Grita Agustín por todo el restaurante. Los comensales levantan la cabeza y le miran con desagrado. Ya iba siendo hora de que Don Agustín se acordara de su dama. Así son los hombres, en cuanto aparece una nueva dama olvidan a la antigua con la mayor desvergüenza y luego se acuerdan de que hay Dios cuando comienza a tronar la tormenta.
-Sí lo soy - Responde Matilde a una pregunta que nadie se acuerda ya haber sido formulada.
-Y ahora si me permite, señora Acuarela, es un placer tenerla a esta mesa. ¿Puede decirme en qué ocupa sus días?- Interviene el doctor Filidor que ha recobrado sus exquisitas maneras una vez que el problema de Doña Filo pasa a segundo término.
-¿Pero qué pasa? ¿Por qué gritan?. Dice Matilde que con la pastilla sufre un retraso en sus reacciones de un par de segundos.
-¿Cómo le explico? A la diversión, al humor, a la risa. Dice Acuarela que ahora intenta meter en danza al tercer ángulo del triángulo. Así son las damas, no les basta con dos si pueden tener tres.
-Nada, solo que mi “amiga” Filo salió y no ha vuelto. Le dice Agustín a Matilde intentando espantar sus remordimientos con palabras vacías. Un buen caballero se hubiera levantado para ir a buscar a Doña Filo al fin del mundo, pero Agustín no lo hace, a pesar de sus remordimientos, porque habiendo otras dos damas cerca no es cuestión de dejarlas para ir a buscar una tercera que tal vez no encuentre. Don Agustín es ante todo un hombre práctico.
-Es lo que nutre nuestra aciaba vida... Termina Acuarela su perorata sobre el humor que el doctor Filidor ha escuchado encantado, no en vano después de los ajedrecistas, los humoristas le parecen los interlocutores más divertidos.
-¡Ay, amigo Agus, qué problema! Se queja Matilde que como toda mujer maternal se conduele de la desgracia ajena aunque esta pudiera beneficiar sus intereses. Matilde es ante todo una mujer generosa y maternal, dispuesta siempre a mejorar la calidad de vida del prójimo, aún a costa de la suya.
Ha vuelto el maitre de dar el recado al detective. Interviene porque sabe, por experiencia, que dejar a unas damas y a unos caballeros que se den coba, diciéndose lindezas, puede costarle toda una cena escuchando sandeces y él tiene mucho trabajo, no en vano el restaurante está de bote en bote.
-Señóres, señores. Si me permiten... Luego tendrán tiempo de charlar. ¿No deserían encargar ya la cena?
-Sí. Fenezco de hambre... Interviene Acuarela la primera y el doctor Filidor comienza a pensar que la dama y los caballeros le pueden costar la mitad de la Visa. Tanto una como otros tienen aspecto de no descuidar su alimentación. No así Matilde que tiene pinta de pajarillo, picoteador más bien que deglutidor. Tal vez las pastillas y sus frágiles nervios la impidan engordar. El doctor Filidor se queda unos segundos suspenso, imaginando que esa fórmula podría hacerle millonario. Todas las damas del mundo intentando no engordar y aquí tenemos a Doña Matilde que no engorda ni a la de tres. Pastillitas y nervios, fórmula mágica para el adelgazamiento.



-Sí sis pero escuchemos a Acuarela, Filo debe de estar bien-dice Agustín que también está oyendo a su estómago.
Filidor se dirige primero a las damas.
-Si me permiten, señoras, creo que el menú de esta noche es exquisito.



-¡Ahh!, en eso coincidimos, bella dama. Ya desde la escuela yo hacía destartalarse de risa a mis compañeritos. Un punto más de coincidencia(je, tomá esta tanguero). Dice y piensa Irre que hace más caso de la dama que de su estómago.
-¿Qué me recomienda caballero? (nótese la sonrisa seductora). No es preciso notarla porque el doctor Filidor se ha puesto colorado al notar que la dama le prefiere a él, de momento.
-En este hotel se puede recomendar todo –dice el pelota de Filidor-. Amigo Aloxius, creo que hoy tenemos ostras frescas del mar de Alar.

-¿Choripanes no hay? Pregunta Agustín, no se sabe si con ánimo de incordiar o porque realmente le gustan los choripanes.
-Creo que a todos nos sentarían bien, pero me temo que tal vez las damas deseen otra cosa, no en vano tienen fama de afrodisiacas.- Filidor lo comenta como quien no quiere la cosa pero cualquiera le notaría un ligero retintín. Observen que no hace el menor caso de Agustín. Los competidores en amores son los peores enemigos que se conocen.
-¡Exquisito!-dice Matilde olvidada ya de sus pildoritas ante un afrodisiaco de la potencia de la ostra fresca- ¡Exquisito!. Vuelve a repetir y su carita de rosa es todo un poema.- Como todo en esta mesa- se la nota alegre, vivaracha, en su elemento.

-Pues yo prefiero una pizza con moscato como en el barrio del abasto. Esto lo dice Agustín mirando a Irre con un reto en los ojos. Sí, soy así, parece decir, ¿y qué?

-Encantador- comenta Acuarela con la mirada seductora en Agustín. Parece que ha ganado baza con carta de poco valor, a eso en poker se la llama un farol.
Aloxius se santigua ante la petición de Agustín. La mejor cocina del mundo está en el hotel “Joie de vivre” donde Iñaki Lizorno, cocinero post-moderno está a la cabeza de los mejores fogones del planeta. Y además el señorito está invitado por Filidor. No se entiende que pase tan olimpicamente de la buena cocina.

-No, por mi no hay problema- dice Matilde con la boca chica, no sea que quiten las otras y traigan la pizza.

Alpedrete saca a Matilde de su duda metafísica.
-Lo siento, señor, en este hotel no servimos comidas basura. Todos son platos de primera calidad, preparados por nuestro gran chef, Iñaki Lizorno, un cocinero vasco de primera.

-El sexo, es la sal de la vida- comenta Matilde que acaba de recuperar sus ostras afrodisiacas.
-No se inquiete, caballero, que de peores hemos alido-Acuarela sale en defensa de Agustín aunque por los adentros piensa que donde estén unas ostras...
-Faina, tampoco tienen, qué mal está todo. Ya ni saben comer aquí- refunfuña Agustín que empieza a creer que no ha quedado muy bien ante las damas.
Matilde aprovecha para tocar la mano de Agus. Así, con este cariñoso diminutivo, lo llama ya para sí.

Aloxius, siempre atento a que nada se le vaya de las manos y a buscar la cordialidad ante todo, consciente de que una mesa cordial come por los codos, le sugiere con voz melosa a Agustín:
-Señor, ¿me permite aconsejarle?. Tenemos una sopa de pescado divina, puede creerme.
-¡Ahhhh, el mundialmente famoso cheff (¿quién diablos lo conoce a ese?). Dice y piensa al mismo tiempo Don Irre que está siempre dispuesto para aprovechar errores ajenos.
-Hágame caso, Agus, es un plato delicioso- insiste Matilde que hace de las ostras su batalla de seductora avezada.
-Está bien-claudica Agus- pero con una ginebrita, ¡eh!

Aloxius se vuelve a santiguar. No solo no conocen a Iñaki Lizorno, cumbre de la alta cocina, sino que se atreven a pedir ginebra con las ostras en lugar de champagne francés. Esto es claramente una provocación.




.
bandoneón_arrabalero : esta bien pero con una ginebrita eh
Slictik1 : Aloxius se vuelve a santiguar. Mira que no conocer a Iñaki Lizorno, el mejor chef del
mundo
bandoneón_arrabalero : matilde esto es para bacanes yo soy del pueblo...
Acuarela4022 : caballero... tranquilicese
Slictik1 : y por otro lado una copita de ginegra con la sopa de pescado. Que los dioses le libren
de este martirio.
Xime_na_a1 : Usted confíe en mí, Agus, ya verá.
Carlos_Lebon : Ciertamente, es para hombres de mundo, ejem
Xime_na_a1 : Además, paga el doctor.
Slictik1 : El doctor Filidor pone paz.
bandoneón_arrabalero : bueno siendo que uno es invitado esta bien acepto traiga dos platos
para mi jejejejejeje
Slictik1 : Señoras y señores. Permítanme que les ruegue, que les suplique hagan caso de
Aloxius
Slictik1 : su gusto es exquisito. Amigo Aloxius, traíganos unas ostras y para primero
Slictik1 : sopa de pescado si no hay inconveniente por parte de estos señores.
Acuarela4022 : ostras! son deliciosas
Slictik1 : Todo ello regado con un vino blanco de su excelente carta de vinos, a su elección
Aloxius.
Slictik1 : Y para segundo que cada cual elija a su gusto, carne o pescado. A las señoras las
recomendaría
Slictik1 : un cóctel de mariscos... pero no, sería abusar, las otras y el marisco son afrodisiacos.
Xime_na_a1 : Y dale.
Acuarela4022 : hay algun problema con eso caballero?
Slictik1 : Los caballeros supongo que preferirán un buen asado de carne argentina, la mejor del
mundo.
Carlos_Lebon : Pero me dijeron que son deliciosos
Xime_na_a1 : No se preocupe de mi parte.
bandoneón_arrabalero : parrillada no habra en su excelente cocina? (ironicamente)
Acuarela4022 : chimichurri?
Carlos_Lebon : Eso, jeje. Un asao con un buen tetra y que nos hechen los galgos!
Slictik1 : Aloxius toma nota a gran velocidad y se dirige a Agustín:
Xime_na_a1 : Matilde le susurra a Acuarela:
Slictik1 : Señor. Las carnes argentinas son imprescindibles en la buena cocina.
Xime_na_a1 : Señorita, disculpe, estamos en un hotel de 5 estrellas y tres cuartos!
Acuarela4022 : me dijeron que era de seis, imagine usted!
bandoneón_arrabalero : y tambien en la mesa hay buena carne jajajajaja (mirando a acuarela)
Slictik1 : Aloxius susurra algo en la oreja del doctor Filidor y se retira.
Slictik1 : Los comensales siguen la cháchara mientras el maitre se dirige al jefe de los
camareros,
Acuarela4022 : observa a Banodeon Matilde, esta coqueteando conmigo
Xime_na_a1 : Bueno, pero¿y no le gusta?
Xime_na_a1 : Es lindo chico.
Acuarela4022 : a decir verdad... no lo se aun
Slictik1 : El señor Olmero, jefe de camareros, es un soñador y un poco cegato. Por un momento
cree reconocer en Matilde a Julia Roberts y en Acuarela a Jodie Foster.
Xime_na_a1 : Matilde, por las dudas cierra un ojo y mira por el otro para tratar de ver mejor.
Acuarela4022 : buen consejo!
bandoneón_arrabalero : agustín mira si no esta por llegar filo...se hace el preocupado
Slictik1 : Acompañado de una nube de camareros aparece el señor Olmero con candelabros,
sugerencia del maitre
Slictik1 : y unas flores.
bandoneón_arrabalero : pues donde esta el muerto?
Acuarela4022 : pero que lindos candelabros!
Xime_na_a1 : Ay, Dios mío!- dice Matilde siempre despistada
Acuarela4022 : mientras no se nos caigan encima!
Xime_na_a1 : -Pero qué es esto? Una cena o un velatorio?
Slictik1 : El señor Olmero lleva una fuente de ostras y aparece el maitre con una botella de
Mouton-Roschild, escelente vino francés.
Carlos_Lebon : Señor, por favor, retire esas cosas de la mesa, habrá de advertir que flores aquí,
no nos faltan
Acuarela4022 : muy buena la del muerto eh?
Xime_na_a1 : Es que me impresiona, Acuarela.
Acuarela4022 : tal vez es una procesion no?
Slictik1 : Al ver a Matilde y a Acuarela se ruboriza y está a punto de caer la bandeja.
Slictik1 : Llama a uno de los camareros y le pide que ponga él la bandeja en la mesa.
Xime_na_a1 : No sé, a lo mejor.
Slictik1 : No podría soportar ver a Julia Roberts y Jodie Foster a la vez.
Acuarela4022 : el hombre esta un poco perdido no creen?
Slictik1 : El doctor Filidor interviene dándoselas de gourmet.
Acuarela4022 : jaja, somos mas bellas!
bandoneón_arrabalero : agustin con un candelabro enciende uno de sus cigarillos negros
Xime_na_a1 : Matilde se arregla coquetamente.
Xime_na_a1 : Yo creo que tiene por qué confundirse.
Slictik1 : Señores. Esta va a ser una cena que no podrán olvidar. Si me permiten una
sugerencia.
Acuarela4022 : acicalemonos Matilde!
bandoneón_arrabalero : perdon señorita fuma cof cof
Slictik1 : Creo que una mesa exquisita requiere de manjares exquisitos, de bellas damas y de
una conversación de alcurnia.
Xime_na_a1 : Sí, Acuarela. La ocasión no hay que dejar escaparla.
Acuarela4022 : lo de bellas damas, demoslo por hecho!
Carlos_Lebon : Efectivamente, es un hecho, no tengan dudas
Slictik1 : Aloxius destapa la botella, sirve un poco en la copa del doctor y éste sigue el rito de
bandoneón_arrabalero : (alcemos nuestras copas aqui en el viejo bar que mientras haya
amogos dan ganas de cantar tarirara)
Xime_na_a1 :

viernes, 5 de enero de 2018

DOCUMENTOS DEL VIEJO HOTEL II




De: Alias de MSNSlictik2  (Mensaje original)
Enviado: 28/08/2004 18:43

Aunque ustedes no se lo crean es mi deber informar de un hecho realmente insólito. Unos días antes de la inauguración del congreso de humoristas globalizados por la paz, se produjo un acontecimiento de hondo calado en la opinión pública, también globalizada. De los tanques criogénicos "Vitam post mortem", en Kansas city Kansas, salieron por sus propios pies y tomando el pelo a cuantos les rodeaban, los genios más grandes de la historia del cine y de la historia en general. El Gordo y el Flaco, los hermanos Marx, Buster Keaton y muchos más que ahora no tengo tiempo de citar.

Se ignora a qué se debió semejante milagro. Lo cierto es que los tanques criogénicos comenzaron a chisporrotear, sonaron las alarmas, se produjo un follón de mil demonios y cuando el consejo de administración en pleno de "Vitam post mortem" llegó al lugar de los hechos, ya andaban danzando por allí, en pelota picada, naturalmente, porque las ropas no pueden ser criogenizadas, no sé si ustedes ignoraban este hecho. No es para ser descrita la escena. Nos limitaremos a constatar que facilitarles ropas adecuadas a los resucitados no fue tarea fácil y sí muy divertida para ellos, para los cómicos, que se encontraban en plenitud de facultades físicas y mentales.

Se comenta que un científico loco, de esta empresa loca donde las haya, inyectó en las tuberias de plático que suministran lo necesario a los tanques un nuevo remedio que estaba experimentando: el cura-lo-todo AZ elevado al cuadrado. Esta parece ser la causa más lógica de lo acaecido. El Gordo, nada más salir de su tanque en pelota picada, se rascó las almorranas, descubriendo con asombro que ya no tenía almorranas. En cuanto le encontraron un traje adecuado y comió por los años que no pudo hacerlo (pidió hamburguesas con cebolla y pepinillo) se enteró de lo sucedido. Su amigo El Flaco compareció a su presencia rascándose la cabeza, para descubrir asombrado que ya no le picaba. El Gordo solicitó información no del año en que se encontraba la humanidad, que no le interesaba nada, sino del humor que se estaba haciendo actualmente.

Quiso la suerte que una bella azafata, allí presente, hubiera visto la noche pasada un programa de la CBS en el que se encomiaba el congreso mundial de humoristas por la paz del mundo que se estaba celebrando en el Hotel Joie de Vivre. No hizo mas que enchufar el televisor y apareció el rostro de Brunelli ocupando toda la pantalla. Respondía a una pregunta de una intrépida reportera de televisión.

-¿Puede decirme, señor Brunelli, qué espera de este congreso de humoristas por la paz en estos tiempos de violencia y crujir de dientes?.

Al Sr. Brunelli le entró la bien llamada risa tonta y no hubo manera de sacarle respuesta alguna.

-¿Quién es ese payaso, ese tal Brunelli?. Clamó el Gordo a grandes voces.

Es el humorista number one - le dijo la linda azafata, la más bella entre las bellas seguidoras de Brunelli- al menos es lo que él dice.

-Con que sí, ¡eh!, a ese payaso le voy ahora mismo a demostrar qué es humor y que los clásicos nunca morimos.

El Gordo cogió al Flaco del bracete y, rascándose la cabeza compulsivamente, me refiero al Flaco, los dos cogieron a la azafata con las manos que les quedaban libres y salieron de estampida hacia la zona de administracción donde en un santiamén les consiguieron pasaje en el primer avión hacia Ciudad-Luz.

Casi lo mismo pasó con los hermanos Marx y con otros viejos cómicos resucitados de improviso. Pero esa es otra historia. Lo importante es que Brunelli recibió un largo telegrama, lleno en un 90% de elogios y el resto con la escueta información de la resurreción de sus ídolos. En un principio creyó que se trataba de Priscila, por la longitud del telegrama, pero enseguida cayó en la cuenta de que su oronda figura era admirada en medio mundo. Se prometió visitar algún día a su linda admiradora anónima, la azafata de Vitam post mortem, para mostrarle su gratitud. Claro que tendría que esperar a que terminara el congreso y a que sus fobias y manias obsesivo-compulsivas se atenuaran. Para lo último podía contar con el Dr. Sun y para lo primero ahora contaría conla presencia de los más grandes entre los grandes. ¡Suerte que tiene Brunelli !, a pesar de considerarse uno de los peores gafes que se conocen.